Los laboratorios
de cosméticos siguen confiando en ella como activo estrella de sus mejores
fórmulas anticelulíticas para destruir los adipocitos. Sigue leyendo y descubre
porqué.
No es una casualidad
que la cafeína esté presente desde hace años en las cremas de belleza para perder peso y,
especialmente, en las cremas y productos anticelulíticos.
Es un potente agente lipolítico
que estimula la eliminación de las grasas y tiene un poderoso efecto drenante.
Desde su descubrimiento en 1819 esta molécula de la familia de las metilxantinas
captó la atención de los científicos por
sus propiedades estimulantes. La cafeína está cargada de polifenoles, potentes
antioxidantes que frenan el envejecimiento celular y aumentan la vigilancia
mediante el apoyo a la secreción de noradrenalina, un neurotransmisor del
cerebro
Aunque ya conocemos los granos de café, lo cierto es que la cafeína
aplicada sobre nuestras curvas es un polvo de color blanco, en su forma más
pura, que contribuye eficazmente a la disolución de las grasas almacenadas.
En un futuro no muy
lejano de investigación sobre las células madre permitan atacar eficazmente la
celulitis. Pero hasta que lleguen esos avances la cafeína es y seguirá siendo
el pilar fundamental de cualquier fórmula cosmética para adelgazar y eliminar
la temida piel de naranja.
La dosis efectiva
Cuando el equilibrio
entre la eliminación (lipólisis) y el almacenamiento (lipogénesis) de las
grasas se desajusta, los adipocitos acumulan grasa, agua y toxinas. Al mismo
tiempo, el exceso de glucosa endurece las fibras de colágeno, alterando la
elasticidad de la piel. Es entonces cuando los cúmulos grasos se ven atrapados
entre las fibras rígidas y esta compresión provoca un mal drenaje y el aspecto
acolchado de la piel de naranja en la superficie. Los investigadores de la
marca de cosméticos Clarins estimanque un 2% es lo idóneo, mientras que los de
Somatoline Cosmetic lo eleva al 5% en su tratamiento, Elancyl utiliza una
concentración de 2,5% en su tratamiento Offensive Cellulite.
Por el aumento activo
no significa que sea más eficaz. En muchos casos, los receptores biológicos se
saturan y la eficacia es limitada.