Según un viejo refrán
finlandés, la mujer nunca es más hermosa que una hora después de la sauna. Pero
no solo la belleza se ve beneficiada por ella: el violento cambio de calor a
frío fomenta la irrigación sanguínea de la piel y de los órganos internos, favorece
la elasticidad de los vasos sanguíneos ayuda al metabolismo y fortalece el
organismo contra enfermedades por enfriamiento.
Se dice que la sauna
tranquiliza, relaja el sistema nervioso vegetativo, reduce e nerviosismo y
ayuda a superar el stress dañino.

En los casos de
trastornos circulatorios, como una tensión sanguínea demasiado alta o demasiado
baja, no sólo es favorable sino recomendable.
La hipertensión puede reducirse,
porque los vasos sanguíneos se ensanchan por el calor y la hipertensión puede
normalizarse con el uso de la sauna, aunque siempre hay que consultarlo con el
médico.
Las mujeres embarazadas
pueden visitar la sauna si el médico no se lo prohíbe expresamente por peligro
en el parto en una fase temprana del embarazo; no cabe esperar trastornos sanguíneos
el nonato.
Las mujeres que acuden
por primera vez a una sauna, viven, en primer lugar la agradable experiencia de
librarse al mismo tiempo que de las ropas, de todos sus eventuales complejos a cerca de su figura. Comprueban con alivio que los cuerpos de las otras mujeres
tampoco son perfectos.
Para una estancia
relajadora en la sauna se necesitan de dos a tres horas. La sauna correcta
comienza por una ducha caliente limpiadora, que sirve para la higiene y el
precalentamiento corporal. A continuación se seca bien todo el cuerpo con una
toalla. Las novatas deberían situarse en el escalón más abajo dentro de la
cabina caliente de madera, donde la temperatura es de unos 50ºC.
Las experimentadas pueden
ir subiendo paulatinamente la temperatura hasta el nivel más alto, donde el
aire alcanza temperaturas de 80ºC y de 100ºC.
La piel se calienta a
un máximo de 41ºC y la temperatura corporal sólo asciende mínimamente. Aun
cuando la mujer crea no sudar, lo está haciendo, la humedad del cuerpo lo se
evapora enseguida en calor seco. Un cuerpo seco empieza a sudar más deprisa y
mejor.
Por eso tampoco conviene
lavarse el cabello antes de la sauna, ya que haría descender la temperatura
corporal.
No se debe permanecer
más de ocho a diez minutos en la cámara de calor, porque el cuerpo pierde con
la transpiración, de 20 a 40 g de humedad por minuto.
Esta se extrae al
principio de la sangre que a la vez para equilibrarse, extrae líquidos
corporales de los tejidos grasos y conjuntivos de la musculatura y los órganos
digestivos. Los riñones descansan con la sauna.
Precaución los hongos
cutáneos y las bacterias se desarrollan maravillosamente en la sauna, por lo
que hay que evitar el asistir a ella cuando se padecen enfermedades dermáticas
en tratamiento (como por ejemplo infecciones por hongos).
Las mujeres con la piel
sana deberían ducharse después del baño-sauna y secar muy bien todo su cuerpo.

Es muy importante después
de la sauna, tumbarse durante media hora en la sala de reposo, dando ocasión al
cuerpo para reponerse.
La sed es normal después
de la sauna, por consecuencia de la pérdida de liquido no se debe combatir
nunca con alcohol, café, refrescos o té fuerte.
Son saludables los
zumos frescos de fruta, leche desgreñada y el agua mineral.
Si esperas adelgazar espectacularmente con la sauna no deberías tener demasiadas esperanzas para conseguirlo
por que la eventual pérdida de peso corporal queda equilibrada al momento por el
líquido bebido a continuación, aunque si visitas a menudo la sauna, con el
tiempo la grasa corporal que pueda sobrarte, conseguirás eliminarla y beneficiada por ella.