Trucos para el cuidado y conservacion del Marfil


Al envejecer, el marfil adquiere un tono ámbar, más o menos intenso, apreciado por según que aficionados, que no dudan en acentuarlo bañando sus objetos y joyas en una infusión de té bien cargado o en achicoria para oscurecer el marfil.
Un antiguo truco o método consiste en bañar el marfil en alumbre, producto utilizado como corrosivo para los tintes.
Si lo que se desea es blanquearlo, frotarlo con zumo de limón mezclado con una pizca de sal fina, (no lo dejes demasiado tiempo en contacto con el marfil, pues puede llegar a dañarlo). Seca y pule con un trapo empapado en aceite.
Pon tus joyas de marfil, en leche a remojo y seca suavemente, para conseguir reavivar el brillo.

Para acentuar el brillo también puedes frotar, con un algodón empapado en agua oxigenada.
Si tienes suficiente paciencia, cepilla el marfil con algo de polvo abrasivo, humedeciendo, y colocándolo, a continuación, bajo una campana de cristal expuesta a pleno sol. Conseguirás que el marfil recupere su color original pasado unas horas.
Si lo que quieres es simplemente limpiarlo sin blanquearlo, elabora una pasta a base de blanco España y alcohol de quemar. Pasa a continuación, un cepillo de pelo suave y concluye la limpieza con un trapo.

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